La fabricación de armas de fuego mediante impresoras 3D comenzó a preocupar a las autoridades de seguridad por su proliferación en manos de bandas narco y grupos terroristas. Aunque en Argentina aún no se registraron casos, especialistas advirtieron que “es solo cuestión de tiempo” para que ingresen al circuito delictivo local.
Héctor Muzzio, abogado y licenciado en Seguridad, explicó en declaraciones radiales que “los delincuentes copian modelos exitosos”, por lo que es fundamental anticiparse. “Con una impresora 3D se puede tener una formación altruista o una mente diabólica: estas armas son para dañar al prójimo”, afirmó en el programa Tiempo de Policiales.
El especialista detalló que si bien muchas de estas armas tienen componentes plásticos, los avances tecnológicos permiten incorporar piezas metálicas como tuercas o resortes, lo que aumenta su capacidad destructiva. “Pueden disparar hasta 20 proyectiles y luego se descartan. No tienen numeración ni trazabilidad, lo que complica cualquier investigación”, señaló.
Muzzio subrayó que la inteligencia criminal preventiva es esencial para evitar que estas armas circulen en el país. “Debe actuarse antes del hecho, porque la prevención salva vidas. Tenemos que estar atentos: el crimen organizado aprende rápido y replica lo que funciona en otros países”, concluyó.